viernes, 28 de mayo de 2010

Piola

Me doy cuenta que debo ser la única persona de mi generación que usa la palabra piola y no se avergüenza de ello.

Sobre la retrospectiva de LTF

Hace algunos días publiqué una entrada referida a la retrospectiva de Libros de Tierra Firme.
Me acaban de avisar que se dió de baja, aunque están viendo un lugar para reubicarla.

Por otro lado, también me informaron que están buscando material de todo tipo sobre los sellos editoriales de Mangieri. Si alguno tiene algo, chifle nomás!

lunes, 24 de mayo de 2010

La revolución es un sueño eterno

Me veo, en alguna de las desveladas noches en que recupero al orador de la revolución, al representante de la Primera Junta en el ejército del Alto Perú, montando a caballo y largándome sin rumbo, el sol en la cara. (Ocurre en la mañana -¿te lo dije ya?-, y el río yace tenso, inmóvil y violáceo contra el horizonte.) Cansado y joven, hundo la mano en el bolsillo de la chaqueta, y alzo la pistola, lustrosa, aceitada, a la altura de mi corazón.
(Toco, ahora, ese bulto duro, lustroso y aceitado que reposa en el bolsillo de la chaqueta que visto, junto a papeles arrugados en los que, todavía, se lee SOY CASTELLI y PAPEL PLUMA TINTA.)
Veo, cuando alzo la pistola, lustrosa, aceitada, a la altura del corazón, el río, inmóvil y tenso y violáceo contra el horizonte, y el sol, quizá, al este del horizonte, y a Moreno, pequeño y enjuto, de pie sobre el piso de ladrillos de su despacho en el Cabildo, la cara lunar, opaca, que no fosforece, bajo el alto techo encalado, que me dice, con esa como exhausta suavidad que destilaba su lengua e impregnaba lo que su lengua no repetiría, vaya y acabe con Liniers. Escuche, Castelli, a Maquiavelo: Quien quiera fundar una República en un país donde existen muchos nobles, sólo podrá hacerlo después de exterminarlos a todos. Extermine a Liniers y a los que se alzaron con Liniers. Extermínelos, Castelli. Veo, la boca de la pistola apoyada contra la carne y los huesos que cubren mi corazón, a Moreno, la cara lunar, opaca, que no fosforece, como si flotase en los girones de sombra que la noche de julio instala en su despacho, y que dice, suave la voz y exhausta: Si vencemos, se hablará, por boca de amigos y enemigos, todo el tiempo que exista el hombre sobre la tierra, de nuestra audacia o de nuestra inhumana astucia. Si nos derrotan, ¿qué importa lo que se diga de nosotros? No estaremos aquí, Castelli, para escucharlos, ni en ningún otro lado que no sea dos metros debajo de donde crece el pastito de Dios.
Sin precipitarme, la luz del sol y de la mañana en mi cara, aprieto el gatillo. El caballo tal vez se sobresale por la detonación -no demasiado, viene de la guerra -, pero, luego, cuando se serene, paseará un cuerpo, caliente aún, que ya no pertenece a nadie, por la ciudad que ese cuerpo amó.
En esas desveladas noches de las que te hablo, pienso, también, en el instransferible y perpetuo aprendizaje de los revolucionarios: perder, resistir. Perder, resistir. Y resistir. Y no confundir lo real con la verdad.

(Andrés Rivera, La Revolución es un sueño eterno, Buenos Aires, Alfaguara, 1999. El resaltado es mío)

Añoralgias

Tanto bicentenario me pone sensible, y no puedo evitar recordar mis orígenes, las raíces más profundas de mi identidad.

Aunque no lo crean, de vez en cuando hecho mano a la nostalgia. Cómo olvidar mi infancia en aquella pequeña aldea perdida en la provincia de Buenos Aires...

Atendiendo a los llamados del corazón y de la memoria, comparto con ustedes esta zamba compuesta por músicos que han sabido retratar con palabras justas mi sentimiento.

Y si a mi pueblito volver yo pudiera
a mi viejo pueblo, al que no he regresado
si pudiera volver al poblado,
que siempre me llama, que siempre me espera
si a mi pueblo volver yo pudiera...

La emoción me impide proseguir. Veanlo por ustedes mismos


(P.D: Sí, me gustan mucho. ¿Se nota?)

sábado, 22 de mayo de 2010

La cerveza del pescador Schiltigheim




Les paso el vínculo para un video-no-video (sólo audio) del Cuarteto Cedrón, cantando a González Tuñón.


http://www.youtube.com/watch?v=Z3NNqp1lf8Y
 

Si tienen la posibilidad de conseguirlo, les recomiendo el disco entero, que es bellísimo.
Debajo, va el poema de Tuñón sobre el que se elaboró la canción.
(P.D: El poema fue publicado en nuestro especialmente recomendado blog "Faro Vacío", de Gerardo Gambolini)




La cerveza del pescador Schiltigheim

Para que bebamos la rubia cerveza del viejo pescador Schiltigheim,
Para que amemos Carcassonne y Chartres, Chicago y Quebec, torres y puertos,
Los blancos molinos harineros y la luz de las altas ventanas de la noche
encendidas para los hombres de frac y para los ladrones.
Y las islas en donde los Kanakas comen plátanos fritos
y bajo las palmeras entre ágiles mulatas suenan los ukeleles.
Islas, dije, las islas, soles rojos, platillos para Darius y Milhaud.
¡Tener un corazón ligero! Vale decir amar a todas las mujeres bellas,
Y una moral ligera, vale decir andar con gitanos alegres
y dormir en un puerto un ocaso cualquiera y en otro puerto y otro
y andar con suavidad y con desenvoltura de fumador de opio.

Para que a cada paso un paisaje o una emoción o una contrariedad
nos reconcilien con la vida pequeña y su muerte pequeña.
Para que un día nos queden unos cuantos recuerdos: decir, estuve,
estuve en tal pasión, en tal recodo. Estuve, por ejemplo,
en la feria de Aubervilliers una mañana, con un trozo de asado,
una amistad tranquila, la mesa clara, el perro, el buen hablar
y afuera, las verduleras de París chapoteando con los zuecos en la nieve.

Para que bebamos la rubia cerveza del viejo pescador Schiltigheim
es necesario no asustarse de partir y volver, camaradas, estamos
en una encrucijada de caminos que parten y caminos que vuelven.

Raúl González Tuñón, de La calle del agujero en la media, 1930.


jueves, 20 de mayo de 2010

I Retrospectiva Editorial Libros de Tierra Firme (1983-2008): homenaje vivo a la obra del editor José Luis Mangieri

(Aclaración: encontré este dato recién hoy,
estoy confirmando si las reuniones de los martes siguen vigentes.
Estimo que sí, porque comenzó hace apenas dos semanas.
Si alguien sabe algo al respecto, avise!)



El martes 11 de mayo, a partir de las 20 horas, se inaugurará la Ia Retrospectiva Editorial de Libros de Tierra Firme (1983–2008) y de Ediciones de la Rosa Blindada (1963), sellos editoriales que pertenecieron al maestro editor José Luis Mangieri, declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 2007 y muerto el 1º de noviembre de 2008. Este evento se realizará todos los martes en Profondo Rosso, bar ubicado en Humahuaca 3853 (esq. Salguero), Abasto.

En cada jornada semanal se dará espacio a los autores, así como a amigos y conocidos de José Luis, para que diserten, vuelvan a presentar sus libros, cuenten anécdotas, se emocionen y revivan parte de la historia de estas editoriales que supieron albergar, desarrollar y cuidar el arte de tanta gente. También se proyectarán videos, entrevistas y documentales y se exhibirá el fondo editorial completo con libre acceso y venta al público, tal vez siendo ésta la última oportunidad del lector interesado o el coleccionista para conseguir estos títulos ya casi extintos.

Esta iniciativa surge del encuentro entre Distribuidora Cinco Pantalones (5p), encargada de la recuperación y el cuidado de este fondo editorial, y Nulú Bonsai Editora de Arte, quien realiza la curadoría editorial y la producción del evento. Compuesto por más de 5 mil ejemplares correspondientes a más de 350 títulos distintos de poesía, literatura, ensayo, teoría del arte, filosofía, historia y política, este volumen de libros se encuentra hoy distribuido equitativamente en el bar Profondo Rosso y La Libre, librería especializada y galería de arte ubicada en Bolívar 646, San Telmo.

Queremos agradecer en especial a Biblioteca Los Nadies por colaborar en la curaduría y manejo de los libros, tanto como en la producción y organización de todo lo que compete a este evento de características tan especiales.

Atte., Poetas, Editores, Distribuidores, Libreros y Bibliotecarios unidos en este homenaje.

Síntesis:

Iª Retrospectiva Editorial de Libros de Tierra Firme
Todos los martes desde las 20 horas
en Profondo Rosso — Humahuaca 3853
Entrada gratuita, salón para fumadores

Contacto:
Nulú Bonsai Editora de Arte
nulu.bonsai@gmail.com
Distribuidora Cinco Pantalones
cincopantalones@gmail.com
La Libre, arte y libros
Bolívar 646 — (011) 4343 5328
Biblioteca Los Nadies
Espacio Cultural Bonpland — Bonpland 1660, Palermo


Fuente: Blog del amasijo

miércoles, 19 de mayo de 2010

Una vez más, a resistir (por José Luis Mangieri)

Pensaba introducir esta entrada haciendo referencia a quién fue José Luis Mangieri, o a qué significó para mí haber tenido la posibilidad de conocerlo. Enseguida pude advertir que tal propósito carece de sentido. Con respecto a quién fue, ¿qué es lo que se puede decir? Digo que fue editor de Gelman y Tuñón, que fundó uno de los sellos editoriales más importantes de la Argentina, y que era el célebre "Cauli" de Fabián Casas y los poetas jóvenes de los ´90. Digo eso y es lo mismo que decir nada, porque J.L.M. era mucho más. Podría traer algún diálogo compartido, una anécdota, un comentario, pero son retazos que, sueltos en un blog, no significan demasiado. Eso puede contarse en algún barcito, o recorriendo el "espinal" (la clásica avenida Corrientes), pero no en este espacio. Queda abierta la propuesta para quien así lo desee, claro está.
Mientras tanto, quiero compartir la mejor carta de presentación que pude encontrar. Se trata del prólogo que escribió, hacia fines de los ´90, para la compilación de Néstor Kohan titulada La Rosa Blindada, una pasión de los ´60.
Que lo disfruten



Una vez más, a resistir
José Luis Mangieri


Después de 1983, CUANDO REINGRESAMOS EN EL PERÍODO DEMOCRÁTICO, muchos amigos y compañeros de entonces me sugirieron la vuelta de La Rosa Blindada. Siempre me negué amparándome en que no quiero ser caricatura de lo que fui. Algunas revistas que retomaron sus nombres de antaño, no pudieron alcanzar el nivel original. Creo que uno tiene que ser modesto por necesidad y no bastardear lo que originalmente fue por imperio de las circunstancias, por la época o por lo que fuera.

Sin embargo, en estos años pantanosos, acepté la sugerencia de reeditar en un volumen los mejores trabajos publicados en los ´60, porque la iniciativa proviene de jóvenes de una generación distinta de la mía que ven con otros ojos todo aquello: no lo sacralizan, más bien, lo desacralizan: tienen un interés incisivo por saber rigurosamente qué pasó en aquellos años.

La Rosa Blindada fue algo más que la revista que publicó nueve números. Fue una editorial que edito gran cantidad de títulos, también discos y muchos otros emprendimientos. Y que como Contorno, Pasado y Presente y Cristianismo y Revolución dejó su marca en la época.

El proyecto que teníamos al comienzo de aquellos años era editar una colección de poesía donde había libros nuestros y eso terminaba allí. Pero la gente, no el “pueblo” en general, pero había gente que nos dijeron: “¿no van a seguir sacando más libros?”. Seguimos entonces con la poesía y también nos politizamos, como marcaba y correspondía a esa época. Levantamos la bandera de Cuba y de Vietnam. Nadie se ocupaba de ellos porque en aquel entonces el Partido Comunista –que nos expulsó a todos nosotros por esta revista- tenía graves conflictos ideológicos con Cuba y con Vietnam (porque supuestamente detrás de Vietnam estaba China, y ellos estaban con la Unión Soviética). Fuimos de los primeros, y casi diría los únicos, que publicamos materiales de los cubanos en la revista y en los libros y también de los vietnamitas.

De los casi diez títulos que editamos de vietnamitas los que más escozor causaron fueron El hombre y el arma de Vo Nguyen Giap y del mismo autor Guerra del pueblo, ejército del pueblo. Este tenía un prólogo escrito por el Che Guevara, quien nos envió ese trabajo desde Cuba. Un libro excelente. Salió al comienzo con otro sello que teníamos (ediciones Horizonte) y lo reeditamos luego como La Rosa Blindada. Y también le publicamos al Che en la revista su ensayo “El socialismo y el hombre nuevo”, uno de sus grandes aportes teóricos. Además editamos la primera antología de poetas cubanos. Por todo eso se nos acusó – desde las posiciones oficiales del Partido Comunista- de “foquistas” y de “militaristas”, porque adscribíamos al Che.

Haciendo un balance retrospectivo, a los compañeros que hicimos La Rosa Blindada nos empujó la época. No es que tuviéramos “la precisa”, o las ideas claras. Los años sesenta produjeron una eclosión mundial (nuestro cordobazo, el mayo francés, el hippismo, la revuelta del estudiantado antiautoritario alemán, etc.) y en medio de ella estábamos nosotros. Hoy el mercado todo lo bastardea, se habla de los ´60 y del mayo francés como si hubieran sido un picnic. No fue así. Los chicos de París reclamaban “La imaginación al poder” pero no iban con rosas ni con banderas celestitas que decían graciosamente “viva la utopía”. Tiraban adoquines a la policía y levantaban barricadas en la calle.

Curiosidades de la época: el ministro de Cultura de De Gaulle, André Malraux, combatiente en las Brigadas Internacionales en España, encabezó la marcha de apoyo al gobierno; Jean Louis Barrault, del Teatro Popular Francés, la manifestación de los estudiantes y jóvenes obreros de París. Para dominar la rebelión popular De Gaulle hizo bajar las tropas francesas acantonadas en Alemania, comandadas por el general Massu. A Rudi Dutschke, el dirigente de la revuelta de los estudiantes alemanes, lo asesinó un fanático nazi. Y en América Latina hicieron falta las dictaduras genocidas para sofocar esos fuegos de esperanza.

Si se pudiera hablar de un mérito, creo que en ese particular contexto de los ´60 el nuestro fue el de organizar y aglutinar una gran cantidad de intelectuales, poetas, artistas, escritores, plásticos, actores y músicos, a la causa de la liberación y el antiimperialismo. Dos palabras obsoletas para la cultura dominante hoy.

Una esperanza de liberación –no “utópica” ni idealizada sino bien concreta y posible- que encabezaba en nuestro continente Cuba y en el resto del mundo Vietnam. Allí el imperialismo norteamericano sufre su primera derrota militar e internamente padece la activa y multitudinaria protesta de una juventud norteamericana que no quería ir a la guerra. Por influencia de la época, por el ejemplo de Cuba y particularmente del Che Guevara, esa militancia intelectual que nosotros logramos agrupar derivó en la lucha armada, donde muchos de esos compañeros que estuvieron con nosotros y que participaron en La Rosa Blindada, como Carlos Olmedo y Emilio Jáuregui, murieron. Y si los menciono sólo a ellos, no significa olvidarme de los demás. No quiero hacer la lista de todos nuestros compañeros muertos que llevamos en la memoria del corazón porque si me llegara a olvidar de alguno seria como matarlos de nuevo.

En La Rosa Blindada impulsamos una línea muy combativa contra el imperialismo en el campo de la cultura. Impulsamos una militancia muy concreta y muy caliente. Es cierto que ninguno de nosotros era obrero pero todos militábamos sindicalmente. Por ejemplo Emilio Jáuregui, Andrés Rivera, Juan Gelman y yo militábamos en el sindicato de prensa. Los pintores militaban en el sindicato de artistas plásticos, los músicos en el sindicato de músicos. Carlos Brocato (linotipista) y Horacio Casal (tipógrafo) en el medio gráfico, Andrés Rivera siempre se había ocupado de la Sección Gremiales en los diarios del Partido Comunista en los que militaba.

En definitiva: operábamos y hacíamos nuestra revista en el campo intelectual pero también íbamos a las asambleas de nuestros gremios. No existía el divorcio que vemos hoy, producto de la derrota popular. Un divorcio que sufren las nuevas camadas y las nuevas generaciones entre la práctica intelectual y la militancia sindical o política. O se está de un lado o se está del otro. Nosotros intentamos, con relativo éxito, superar esa dicotomía que tanto paraliza y genera impotencia entre los intelectuales.

Posteriormente, y ya en tiempos de nuestra “transición democrática”, se acusó restrospectivamente a La Rosa Blindada y a todas las revistas de esa época de haber perdido con sus prácticas la “especificidad” intelectual. En el mejor de los casos ese balance unilateral, hecho a posteriori, es un grave error de apreciación histórica. ¿Cómo se puede argumentar eso, cuando nada menos que en el último número de La Rosa Blindada – el más politizado de todos y ya bajo la dictadura de Onganía- se publica el ensayo “La izquierda sin sujeto” del filósofo León Rozitchner, que todavía hoy se sigue reproduciendo en diversos libros y revistas? Por no hablar de los trabajos de Antonio Caparrós sobre los estímulos morales y materiales en la transición socialista, el de Norberto Bobbio sobre la filosofía de Antonio Gramsci, o incluso la “inesperada” presencia en la revista de Lacan y el tema de la sexualidad femenina, etc.

Además cabría preguntarse, para no ser ingenuos ni desprevenidos, ¿qué es y qué significa la tan mentada “especificidad” intelectual? En lo personal, tuve siempre como paradigma a aquellos que unieron su actividad y compromiso intelectual con la militancia práctica, incluso en la lucha armada: Julius Fucik, bajo la ocupación nazi en Praga, Rodolfo Walsh, Paco Urondo, Roberto Santoro, Miguel Ángel Bustos, Camilo Torres, Javier Heraud. Y tampoco soslayemos a los arriesgados intelectuales argentinos de la década del ´30 –cuya obra olvidada alguna vez habrá que rescatar- que se jugaron en la lucha antifascista.

En América latina existen muchísimos ejemplos que las nuevas generaciones deberían reexaminar, deberían intentar al menos conocer en ese sentido para poder ver que el modelo del intelectual tibio, mediocre, desabrido – oportunista, en fin- que nos proponen hoy no es el único posible.

Pero atención: la militancia en todos ellos no significó abandonar las tareas intelectuales u olvidarse de que eran intelectuales – Paco Urondo siguió escribiendo poesía hasta el último minuto de su vida. Y entre todo ellos, no puedo olvidarme del Che Guevara. El Che, nuestro querido Che, es un intelectual. Es un médico, es también un gran lector, y da un paso adelante, como lo dio el profesor de Historia Julius Fucik. Y no hablemos de los poetas surrealistas franceses que lucharon en la clandestinidad contra los nazis. No escribiendo solamente poesía. Lucharon y arriesgaron su cuerpo y uno se imagina que en 1943 en Praga o en París la ocupación del nazismo debió haber sido muy dura. ¿Y los grandes escritores y poetas que provenían de la aristocracia inglesa y que se formaron en sus universidades? Muchos de ellos fueron a la guerra civil española. No solamente el alemán Bertolt Brecht, que provenía de la izquierda, sino también los que provenían de Oxford o Cambridge... Y Antonio Gramsci, ¿qué era? ¿Un intelectual de gabinete, pulcro, limpio, incontaminado?

Esa acusación peyorativa, descalificatoria que se hizo posteriormente sobre la cultura de aquella década, sobre sus revistas (como por ejemplo Pasado y Presente) y en particular sobre La Rosa Blindada es, insisto, incorrecta. Proviene de gente timorata y en gran medida cobarde –dicho esto con cautela, para que nadie piense que queremos posar de “valientes”-. Pero sí cobardes en el sentido de no querer asumir un compromiso. Los que persiguen juicios de ese tipo intentan convencer a las nuevas camadas, a los jóvenes intelectuales que recién se inician, que desistan de empezar, que se “acomoden” al sistema y no asuman riesgo alguno, que sean impotentes por propia elección.

Y si pensamos en la conjunción de “especificidad” intelectual y práctica política militante, que estaba en el centro de nuestro proyecto, no podemos eludir la figura de Raúl González Tuñón y todo lo que él significó para quienes hicimos La Rosa Blindada. Tuñón no sólo fue un maestro sino también un camarada, un amigo, un hombre humilde. El nos recibía a todos nosotros: a Héctor Negro, a Julio Huasi, a Juan Gelman, al “Tata” Cedrón, a mí y a tantos otros. Nos deslumbraba con sus relatos de la guerra civil española, nos hablaba de los surrealistas, del París del ´30 que él conoció. Y nos hablaba de la responsabilidad del escritor. ¿Quién habla, a fines de los años ´90, de la responsabilidad del escritor? Hoy la polémica Sartre-Camus sería impensable.

Predomina otro modelo, con pocas excepciones, cuyos nombres más notorios son sin duda David Viñas, Osvaldo Bayer o León Rozitchner. Ninguno de ellos ha olvidado en sus escritos, en sus intervenciones, su compromiso militante. Pero muchos otros –particularmente algunos que no son tan jóvenes- se van acomodando al sistema (que todo lo fagocita) o son complacientes con lo que está pasando en este país. Lamentablemente la “festichola” de la frivolidad menemista se instaló no solamente en el campo político (un verdadero circo criollo) sino también entre muchos intelectuales. La cultura de los “grandes denunciadores” es parte de eso. Supuestas denuncias infladas que no dicen nada y que poco tienen que ver con los libros que supiera escribir Rodolfo Walsh. Títulos como Operación masacre o ¿Quién mató a Rosendo? que no sólo impugnaban un hecho puntual sino que cuestionaban a todo el sistema. También existen otros intelectuales, es cierto, pero lamentablemente sus voces permanecen asiladas. Todo es best-seller.

¿Quién ocupa hoy y aquí el lugar de Raúl González Tuñón y de Rodolfo Walsh? Esta observación no implica ni presupone un pesimismo alguno. La vida continúa. Sus reemplazantes no vendrán de nuestra generación. Saldrán de la que hoy tiene entre veinte y treinta años, cuando se logre tomar conciencia –insisto: no de manera aislada- de lo que es realmente esta sociedad. Saldrán de esa generación cuando sus jóvenes miembros –y no estoy haciendo juvenilismo- intenten reconstruir los vínculos entre la praxis social y su actividad intelectual. Engels decía que la realidad no es solamente lo que se ve sino también lo que está sucediendo por debajo. Quizás por ahora no se vea pero por debajo se esté gestando algo nuevo que recupere ese lujar que dejaron Walsh y Tuñón.

En el campo de la poesía, los más jóvenes son escépticos, renuncian a los padres literarios y se sienten muy cómodos en tanto huérfanos. No está nada mal, hacen su propio camino. Y también en el periodismo van a comenzar a surgir estos “huerfanitos”, los que van a heredar a Rodolfo Walsh, Ortega Peña, Milcíades Peña o Silvio Frondizi. Sin pensar en fabricar best sellers. Seguramente, por el material que publiquen, no los van a editar las grandes empresas editoriales que están con el mercado. La Rosa Blindada pretendió en el pasado y pretende ahora –en una época muy distinta- ser una alternativa frente a esos gigantescos grupos editores. Pequeña y modesta, pero una alternativa.

Algunos pensamos que es posible. Otros sugerirán el viejo tema del miedo. Ya no puede haber nuevos Rodolfos Walsh –y lo tomo a él simplemente como ejemplo- por el remanido tema del miedo. Y bueno... Rodolfo Walsh no tenía miedo y Julius Fucik no tenía miedo. Y si tenían, los superaron. La dictadura militar instaló el miedo entre nosotros: “Acá no se saca más los pies del plato”, parece ser la consigna inconfesada pero acatada religiosamente por muchos. Acá no se ocupa más una fábrica, acá no se jode más. ¿El miedo está instalado? Pues bien, hay que deinstalarlo. Si no, nos ganaron para siempre, hasta el fin de los tiempos. El golpe pasó hace veintidós años. Reeditar y volver a revisitar La Rosa Blindada, sin creerse que allí está la Biblia, es dar un pequeño paso para desinstalar el miedo. Es apenas eso, un aporte.

Nos quisieron envolver con que “desapareció” la clase obrera, “desapareció” el sindicato, “desapareció” la posibilidad de cuestionar entre los intelectuales. Todo “desaparece” para esta cultura y esta ideología oficial y algunos insospechados adláteres. Todo, menos... el capitalismo, el mercado, los patrones, los militares, los monopolios y el ajuste. Ese es el relato oficial. ¿Será cierto? Creemos que no. Los intelectuales, asumiendo las nuevas realidades tendríamos que recuperar una actitud crítica frente al capitalismo salvaje, racista, excluyente –que es el único capitalismo conocido a pesar de que cantaba Whitman, pues el capitalismo siempre fue salvaje-. Deberíamos retomar una actitud crítica pero no de manera aislada sino dentro de una lucha colectiva que evidentemente no terminó.

En este contexto, en ese horizonte, más bien sombrío, reeditar La Rosa Blindada no pretende ser un gesto de nostalgia ni tampoco de revival ni de “asalto al poder”. Intenta aportar un material de discusión y de estudio, sepultado por la avalancha de terror que inundó la cultura argentina durante la dictadura y por la pegajosa red de olvido e impunidad que tiñe la llamada “transición democrática”. Frente al terror y al olvido complaciente nosotros rescatamos la memoria. Tuñón siempre nos decía que “los muertos viven en la memoria de los vivos”. Olvidarlos es matarlos para siempre. Y tenía razón.

No casualmente le publicamos en 1963 a Raúl González Tuñón su libro de poemas Demanda contra el olvido que llevaba como subtítulo “Cantata para nuestros muertos”. No casualmente en la poesía y en los artículos periodísticos de Gelman aparece siempre el tema de la memoria. No casualmente Osvaldo Bayer ha rescatado del olvido en libros, discos y películas las luchas sociales de principios de siglo. No casualmente Andrés Rivera sigue escribiendo La revolución es un sueño eterno y Carlos Gorriarena nuestro Goya, nuestro Bacon, pinta como siempre: como nuestro Gorriarena. Porque acá, en la historia y en la cultura argentinas, siempre hubo cortes sangrientos y profundos. Nos impiden una hilación. Una de nuestras tareas pendientes es precisamente recuperar las tradiciones y unir las cuentas del collar. Esa es la principal condición para recuperar el sentido colectivo. Ahora estamos todos sumidos en el gran individualismo: cada cual en su universidad, en su kiosco, en su diario, sin proyectos colectivos, siempre cuidadosos de no perturbar. Hay que animarse a sacar los pies del plato, el pensamiento crítico sigue siendo un arma poderosa contra esta globalización de lo perverso.

Estos materiales aquí reunidos y compilados por gente joven apuntan también a un público de jóvenes que hoy se interrogan, buscan, se preguntan, quieren –sanamente- explicaciones, quieren saber qué pasó en nuestro país. Ese ejercicio que estas nuevas camadas realizan es imprescindible. Porque después de 1983 se instaló como versión oficial de la historia y la tragedia argentina la falsa y nefasta teoría de “los dos demonios”. Falsa y nefasta porque en nuestro país –a pesar de nuestros errores y horrores- hubo un solo demonio, el del terrorismo de estado.

La finalidad de esta reedición apunta entonces a recuperar estas tradiciones olvidadas y hacer circular entre jóvenes deseosos de conocer activamente –no de consumir pasivamente al estilo de un revival mercantil, como pretendieron infructuosamente hacer con el Che Guevara- lo producido en aquella década del ´60. El modelo y el sistema actuales no son los únicos posibles. El tipo de intelectual que hoy predomina, tampoco. Y a partir de allí habrá que discutir cómo se continúa la lucha, qué nuevas formas asume hoy el compromiso político, qué se debe hacer en el futuro. Sin recetas previas, sin caricaturas del pasado pero tampoco aceptando pasivamente naufragar en este pantano insoportable de un planeta que se divide en un primer mundo cada vez más rico y ya no un tercer, sino un quinto mundo, cada vez más miserable.

¿Qué significará La Rosa Blindada para un lector o una lectora actuales de veinte o treinta años? Difícil saberlo. Fue en el pasado una experiencia válida y quizás pueda serlo –no repetitiva sino creadoramente- en el futuro. Históricamente, con todos los errores que pudimos haber cometido (y que no eludimos), fue un camino legítimo. No nos arrepentimos, como nos sugieren afanosamente los ideólogos y los voceros mediáticos del poder. Jamás seremos conversos.

El objetivo de La Rosa Blindada, como revista y como editorial, fue aquello mismo que ya había lanzado el poeta Arthur Rimbaud en las barricadas de la Comuna de París en 1870: “¡Cambiad la vida!”.

Siempre vale la pena intentarlo.

Fuente: Néstor Kohan (compilación y estudio introductorio), La Rosa Blindada, una pasión de los ´60, Ediciones La Rosa Blindada, Buenos Aires, 1999.

Pecar es negarse a amar (II)

Como continuación a la entrada que lleva el mismo título, y que publiqué hace unos días, los invito a leer la siguiente noticia:

http://www.clarin.com/diario/2010/05/19/um/m-02197527.htm

(Y sí, de manera absolutamente excepcional, este blog se permite citar un artículo de Clarín. La causa lo requería. Prometo que no volverá a repetirse)

III Encuentro Latinoamericano de Jóvenes por el Cambio

A pedido de un amigo que está alfabetizando en José León Suárez, va la siguiente data:




También me solicitó muy especialmente la difusión de las actividades del sábado 29, dado que los jóvenes latinoamericanos visitaran el comedor de La Cárcova donde están laburando en este proyecto de Educación Popular. El destacado vale también para el domingo, que se llevará a cabo una colecta solidaria de libros de literatura infantil destinados a la reconstrucción de las Bibliotecas Populares de las zonas afectadas por los terremotos en Chile.

(Dato al margen: tomen el ejemplo. Pidan y se les concederá.)

lunes, 17 de mayo de 2010

Delegación de un destino

Promediando el siglo XVII en una Europa que, en ese entonces, era mucho más lejana que hoy en día, surgía el pensamiento contractualista que caracterizará a la filosofía política moderna. De la mano de Thomas Hobbes, y su célebre Leviatán, el Estado comienza a concebirse como fruto de un acuerdo entre los hombres. Tiempo después, el mismo recurso teórico será utilizado por John Locke y, ya en el XVIII, por Jean Jacques Rousseau.

Como hemos aprendido desde la escuela primaria, este último pensador es el que ha tenido una relación más directa con nuestra propia historia. A días del bicentenario, no viene mal recordar la fuerte influencia rousseauniana en los revolucionarios de mayo. Tal es el caso de Mariano Moreno, que en 1810 publica su traducción de El Contrato Social.

Sin embargo, faltaba mucho tiempo para que la filosofía política rioplatense encontrara su teoría del contrato. Revoluciones y contrarrevoluciones, guerras de independencia, luchas internas, civilización y barbarie marcaron los años que siguieron a la muerte de Moreno. La historia siguió su curso, y el nuevo siglo nos mostró una forma de Estado peculiar.

Hace unos días me sugirieron para este blog un capítulo de "El hombre que está solo y espera", comparándolo con los contractualistas. Luego de leerlo, coincidí en que la referencia era obligada. Desde el sur, y cuando la figura del contrato había perdido el protagonismo que tuviera casi trescientos años antes, Scalabrini Ortiz reflexiona sobre la génesis del Estado a partir de la idiosincrasia porteña.

Transcribo fragmentos del capítulo "Delegación de un destino", descripción precisa y certera escrita en la década del ´30, pero que nos caracteriza hasta el día de hoy.


Pero el hombre porteño está retenido junto al desencadenamiento del tiempo por el sentimiento de su imputabilidad en los destinos del espíritu de su tierra, al que su destino está afectiva e inmodificablemente trenzado. Para eximirse de esa responsabilidad, de la que es autor y agente, el hombre se amputa una fracción de sí mismo, y cede a la colectividad algunos de los derechos y de los deberes que a sí mismo se confiere.

Así nace en el hombre porteño, por fulguración de su individualismo cósmico, un sentimiento colectivista. El estado es una delegación del hombre porteño, en que el Hombre de Corrientes y Esmeralda se salva de ideas de temporalidad. Nacido, pues, del convencimiento de su fugacidad, el estado brota de abajo, de la muchedumbre, y es casi una redención. No es el estado argentino una tiranía de principios abstractos, es una construcción humana, fundada en la índole metafísica del país, una creación del pueblo solidario, realizada a pesar de los engreimientos dañinos, de las infidencias de fines, de las sórdidas ambiciones de los que debieron ser directores de la organización. Por eso, los europeos, aun los más clarividentes miradores, no enterados de estas vetas ocultas,
“se sorprenden del grado de madurez a que ha llegado aquí la idea del estado” que barruntaban “aún vago, de aristas poco acusadas y apenas diferenciado del gran protoplasma social”, es decir, que barruntaban simple calco, sin alma.

Para que la excepción de responsabilidad sea completa, y el hombre porteño pueda reposar en ella, el estado debe parecer automático. El estado mismo debe evacuar sus necesidades, encontrar su personal representativo, adaptarse a las incidencias del azar, precaver las insidias de sus enemigos externos e internos, ser casi omnipotente en las jurisdicciones de tiempo y de espacio, en que se plasman los hechos de la historia y de la disciplina social. Por eso, en el parecer porteño, todo porteño debe cumplir la función que el estado le encomienda y nada más que ella. Desobedecerlo es disminuir su autoridad. Extralimitarse, arrogarse misiones impropias del cargo, es también lastimar la idea del estado, exponerlo a la buena voluntad de los individuos. En ambos casos, el sentimiento de la responsabilidad se aviva en el porteño, y el hombre cae de nuevo en la historia, en la comparación con otros estados, en sus diferimientos, en el estudio de sus puntos débiles, y queda insertado en la sucesión del tiempo de donde justamente quería zafar.

El que desacata al estado o lo tutela es, por lo tanto, enemigo de la tranquilidad porteña, y el Hombre de Corrientes y Esmeralda lo castiga con todo rigor de indulgencia. El ladrón que huye, por ejemplo, debe ser apresado por el vigilante. Los particulares que se entrometen, por plausible que sea su intención en sí, son censurables. El vigilante es el personero del estado en esa actividad y el único, por lo tanto, a quien compite causarla, aunque no sea el más idóneo personalmente. Nadie se burlará del vigilante que sufre un fiasco en la persecución del delincuente, que se rezaga o se cansa. Todos se reirán del meterete que quiso cooperar, se reirán con esa temible socarronería que el porteño utiliza solamente en casos graves.

(…) “No te metas en las pertenencias en que señorea la nación; en el resguardo de las personas y los bienes, en el mantenimiento del orden y de la moral”. Quien transgrede esas prerrogativas estaduales es pasible de pena. El ridículo es la que generalmente endosa la clemencia del Hombre de Corrientes y Esmeralda.

Por otra parte, mientras el centralismo del estado no hiere sus derechos, lo que no es fácil pues él los prohíja meticulosamente, el individualismo del Hombre de Corrientes y Esmeralda gana con esta delegación. Al emanciparse de la administración de todo destino ajeno al suyo personal, hasta del destino del espíritu de su tierra que es uno de sus pocos amores, quizá el más absorvente, pero que está emponzoñado por la idea del tiempo, queda más libre en una soledad más lícita: solo con sus divagaciones. Así espera la coordinación que algún día sobrevendrá de sus instituciones escritas y de sus sentimientos. El no hace nada, porque está convencido de que su movilidad sería nociva para los demás porteños y estéril para la nación, en quien delegó sus atribuciones. Y es tan completa la delegación, que el porteño se permite hablar mal del estado. Si él lo perjudica con sus habladurías, el estado tiene medios para hacerlo callar. Pero él no protege al estado con su silencio.

martes, 11 de mayo de 2010

Lo admira hasta el plagio (I)


Sin palabras...

Esto sí que es PRO

A esta altura del partido, esto es noticia vieja. Sin embargo, como siempre hay algún colgado que no se enteró, resumo brevemente el asunto: el Ministro de Educación porteño decidió no publicar el Material del Bicentenario para Educación Media por considerarlo tendencioso. Eso sí, para no ser señalado con el dedo como el grandísimo censor que en realidad es, y para demostrar la pluralidad ideológica posmoderna del PRO, subió dicho material a su página PERSONAL (sí, leyeron bien), a fin de hacerlo accesible para todos los progres interesados en leerlo.

Iba a incorporar una serie de reflexiones propias al respecto, pero, en su mayoría, ya fueron discutidas en los comentarios que figuran en el vínculo. Lo único que deseo agregar es una sugerencia para Don Esteban: por favor, busque un textito de la década del ´70, donde Oscar Varsavsky presenta argumentos que se oponen a los de Gregorio Klimovsky en lo que refiere a la neutralidad valorativa de la ciencia. Es un clásico de la epistemología. Leyéndolo se dará cuenta que no hay objetividad en las producciones científicas, ni ausencia de ideología en la presentación de sus resultados. La honestidad intelectual, entonces, radica en hacer explícita la postura de la que se parte. Honestidad de la que usted carece.

Les dejo el vínculo. Allí tienen las palabras del Ministro, muchísimos comentarios y, por supuesto, el famoso material. Sugiero que lo lean: tiene varios documentos más que interesantes.


lunes, 10 de mayo de 2010

Sobre la ignorancia

Nadie ignora todo, nadie sabe todo. La absolutización de la ignorancia, además de ser la manifestación de una conciencia ingenua de la ignorancia y del saber, es instrumento del que se sirve la conciencia dominadora para arrastrar a los llamados "incultos", los "absolutamente ignorantes" que, "incapaces de dirigirse", necesitan de la "orientación" de la "dirección", de la "conducción" de los que se consideran a sí mismos "cultos y superiores".

Rescato estas palabras de Paulo Freire (de La educación como práctica de la libertad) con la intención de dar inicio al intercambio de información sobre Educación Popular. Hay mucha gente amiga trabajando en esto, por lo que les dejo abierta la puerta para compartir sus experiencias.

jueves, 6 de mayo de 2010

La lengua universal

Supongo que el perfil político-histórico que ha ido adquiriendo este blog es prácticamente inevitable. De todas formas, me gustaría hacer al menos el intento de abrir un poco el juego . Podría pensarse como una propuesta de oponer el idealismo al materialismo, lo abstracto a lo concreto, lo intemporal y universal a lo histórico-particular.

Aunque me cueste dar por perdida una discusión que vengo manteniendo hace años (y que la pondré a disposición en otra oportunidad), supongo que si hay algo que pueda cumplir con los requisitos buscados, eso es la música.

Por supuesto, no es sólo una apreciación personal. Ya se ha dicho mucho al respecto y, entre tantas palabras, elijo compartir las siguientes:

La música puede ser comparada con una lengua universal, cuya cualidad y elocuencia supera con mucho a todos los idiomas de la tierra.

La cita es de Schopenhauer, El mundo como voluntad y como representación. Se hace referencia a la misma en un artículo sobre esta temática que me pareció muy interesante para difundir.

Al leerlo, no pude evitar recordar algo que es lo más hermoso que escuché en mucho tiempo. No soy una experta en lo que refiere a lo musical, y estoy lejos de serlo. Complica aún más las cosas compartir algo que conocí a través de alguien apasionado por ello, lo cuál hace sentirlo como no del todo propio. Lo único que espero es que este "pequeño robo" sea interpretado como una muestra de agradecimiento, y que quienes no lo conozcan tengan la posibilidad de descubrirlo.

Que lo disfruten.





miércoles, 5 de mayo de 2010

Pecar es negarse a amar

Para estas horas, ya es de público conocimiento la media sanción del proyecto de ley del Matrimonio Gay. También es de público conocimiento, sin necesidad de haberlo leído ni escuchado en ningún lado, lo que la Iglesia pudo haber dicho al respecto. Por si alguno no puede llegar a imaginárselo, aquí va:

Leyendo esa nota, me vinieron varias cosas a la cabeza. A saber:

1) Oesterheld, qué grande te queda el apellido.

2) La defensa de la "familia argentina" me recordaba al tema de Silvio Rodríguez. La diferencia es que a éstos no sólo no les permiten amarse con la Iglesia, sino que tampoco pueden hacerlo con la ley.

3) Con respecto a la Iglesia, Dios, el amor, y demás... quería retomar parte de una entrevista a un cura, realizada en 1972:

¿Qué entiende por pecado?

Pecar es negarse a amar. No hay pecado sexual: hay pecado contra el amor. Uno peca sexualmente cuando utiliza a una persona como cosa, como objeto. (...).

Entonces son muchos los cristianos que viven en el pecado, que no aman.

Son todos aquellos que tienen una imagen desfigurada de Dios. Dios es para ellos el gran súper-yo-castrador y viven con Él una relación mítica, supersticiosa, mágica. Para ellos es un Dios que justifica la inmovilidad.(...) La verdadera fe cristiana, la auténtica fe en Cristo hace trizas esa creencia. Tener fe es amar al prójimo, y eso me moviliza a fondo, tanto como para dar la vida por mis hermanos, tanto como para brindarme íntegramente por ellos.

La entrevista fue realizada a Carlos Mugica, y publicada por Siete Días. Vale preguntarse, a partir de sus dichos, cuáles son los intereses que defienden estos representantes de la Iglesia que opinan por todos los medios, y cuánto hay de Dios en sus palabras.

(P.D: La entrevista es imperdible en su totalidad, tanto para creyentes como para ateos, por lo que comparto el vínculo:
http://www.elhistoriador.com.ar/entrevistas/m/mugica.php)

martes, 4 de mayo de 2010

De por qué me gusta tanto

Por cosas como éstas:



(Publicado en: Página 12, 30 de abril de 2010)

¿Más policía, es más seguridad?

En los años ´60, Haroldo Conti escribía:

"Pienso en mi hermano, por ejemplo. Hace un par de meses que lo mataron. El botón vino y dijo con esa cara de hijo de puta que ponen en todos los casos, que había tenido un accidente. El accidente fue que lo molieron a palos. Fuimos en el patrullero mi madre y yo hasta la 46a y allí estaba mi hermano tendido sobre una mesa con un sábana que lo cubría de la cabeza a los pies. El botón levantó la sábana y vimos su cara, nada más que su cara, debajo de una lámpara cubierta con una hoja de diario. No solté una lágrima para no darles el gusto y además, no parecía mi hermano. En realidad, no creo que haya muerto. Mi hermano estaba tan lleno de vida que no creo que un par de botones hayan podido terminar con él”

(Fragmento de "Como un león", cuento publicado en: Haroldo Conti, Con otra gente, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1992)

Años después, un 31 de Enero de 2009, Luciano Arruga, de 17 años, fue secuestrado y desaparecido por efectivos del Destacamento Policial de Lomas del Mirador. Los grandes medios poco han dicho al respecto.

Para mayor información sobre Luciano y muchos más, les dejo el vínculo:
http://lucianoarrugadesaparecido.blogspot.com/

sábado, 1 de mayo de 2010

Otra concepción de cultura

Hace unos días tuve la oportunidad de leer una nota de opinión de Mempo Giardanelli, donde explica las razones que le llevaron a rechazar la Medalla del Bicentenario, reconocimiento del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.


Esta publicación trajo a mi memoria un mail que circulaba hace un par de años, del cual recordaba el título ("Preferimos no hacerlo") y a Daniel Freidemberg como uno de los impulsores de la propuesta. Intenté buscarlo en mi bandeja de entrada, pero es un caos de diez años de mails recibidos. Finalmente, pude rastrear en google la nota que les paso a continuación.

Preferimos hacerlo
Por Daniel Freidemberg


La cosa empezó cuando me invitaron a leer en una maratón de poesía frente a la Casa del Escritor de la Ciudad, organizada por el gobierno porteño, y me pidieron mi número de DNI para el correspondiente pago. Presentada de ese modo la cuestión, está muy bien: es justo cobrar por leer poesía, debería siempre ser así, pero apenas un día antes me había enterado de que la gestión Macri acababa de cerrar más de medio millar de talleres del Programa Cultural en Barrios (arriba del 40 por ciento), con unos 250 docentes despedidos y unos 20.000 vecinos que se quedaron de golpe sin atención, carencia que vista desde Corrientes y Montevideo o desde Palermo Soho es poco y nada, pero para esa gente implica perder algo que necesita de verdad.
La sensación que tuve es que, si aceptaba, iba a avalar un modo de entender la cultura según el cual está muy bien todo lo que se pueda ostentar y mostrar públicamente, por ejemplo el BAFICI o las maratones de lectura, en tanto se destruye lo que produce cultura de una manera más imperceptible y permanente, y que resulta mucho más necesario –no porque no sean necesarios las maratones de lectura o el BAFICI–, al ir formando capacidades a largo plazo y extender las prácticas culturales más allá de los espacios que frecuentamos “las personas cultas”. Dos o tres días después, la campaña No hay ciudad sin poesía, con enormes, vistosos y carísimos carteles en las calles, confirmaba lo que sospeché: cultura, para el macrismo –como para otras gestiones, pero mucho más–, es lo que luce y lo que permite obtener ganancia en votos o dinero, y el otro modo de entender la gestión cultural, profundamente popular y democrático, no merece consideración porque no está en sus intereses, o más bien va contra sus intereses.
Agradecí entonces la invitación y avisé que no iba a participar, pero se me ocurrió que con eso podía hacer algo que ayudara a la gente de los talleres. Lo consulté y, con Rodolfo Alonso, Leopoldo Brizuela, Susana Cella, Javier Cófreces, Manuela Fingueret, Alberto Szpunberg, Leonor Silvestri, Juano Villafañe y Miguel Vitagliano, lanzamos un breve texto con un título que aludía al Bartleby de Melville, “Preferimos no hacerlo”: no íbamos a participar en actividades organizadas por el Gobierno de la ciudad mientras persista esta situación. Reunimos en poco tiempo 270 firmas, incluido medio centenar de nombres de escritores bien reconocidos (Saccomano, Kartun, Feinmann, Shua, Midón, Valenzuela, Dal Masetto, Martini, Pradelli, Lojo, entre otros) y el tema empezó a aparecer en los diarios y otros medios: ayudamos a sacarlo de la invisibilidad. Lo sé porque me lo dijeron los propios talleristas en lucha, y eso me lleva a pensar que hicimos bien.
En el medio hubo, claro, gente que nos acusó de “atentar contra el trabajo de los compañeros”, aludiendo a que la directora de la Casa del Escritor, Susana Villalba, está o habría estado vinculada al Partido Obrero; la propia Villalba me dijo que esta era una campaña personal contra ella (yo ni siquiera estaba enterado de su designación); otros me acusaron de buscar notoriedad y otros sostuvieron que, al no participar, estábamos contribuyendo al vaciamiento de la cultura, en base a una idea más que consistente: instituciones como la Casa del Escritor, el BAFICI o el Festival de Teatro son de la ciudad, no del Gobierno; son nuestras, y usarlas es ejercer nuestro derecho.
Es muy cierto. Lo único que puedo responder es que, si no hubiéramos anunciado nuestra negativa a participar, no habría pasado nada. Casi no hay semana en que no circule alguna declaración que los escritores y/o intelectuales nos apresuramos a firmar y ahí andan por la web o como solicitada en algún diario sin otra consecuencia: cumplimos con nuestras conciencias, conseguimos hacer ver nuestros nombres y todos contentos. El factor que marcó la diferencia en este caso fue eso que con pobre imaginación un medio llamó “huelga de versos caídos”: la renuncia a un derecho legítimo en función de producir un hecho político. Y lo produjimos: con la difusión de “Preferimos no hacerlo”, se dio la posibilidad de que, en torno de los talleristas, se reuniera una cantidad de entidades de la cultura –Argentores, Músicos Independientes, Centro Cultural de la Cooperación, Asociación de Actores, Sociedad de Escritores, murgueros, artesanos, gente del teatro callejero, titiriteros, coreógrafos y unas veinte más– para empezar a hacer algo en contra de la operación de desguace que el macrismo está ejecutando en la mayor parte de las áreas de la cultura, y no sólo de la cultura, de Buenos Aires. Hay, parece evidente, una política en marcha, de fondo, y que excede la cuestión del Programa Cultural en Barrios: desregular, desarmar lo que bien o mal hicieron otros gobiernos y dejar todo en manos de la empresa privada. No les va a resultar fácil, si lo que empezamos se extiende y fortalece, y son muchos y muy buenos los motivos para que así sea. Eso, sí, preferimos hacerlo.

(Esta nota aparece en: http://www.revista-zoom.com.ar/spip.php?site11
pero yo la encontré en el blog Cambalache:
http://blogs.clarin.com/cambalache/2008/4/18/freidemberg-dice-ahora-preferimos-hacerlo/)

Lateralidades

Si hay algo que conservo de mi infancia es cierta pasión, casi obsesiva, por los acertijos. Con el tiempo descubrí que los hay sumamente variados: estrictamente lógicos, gramaticales, matemáticos, "tramposos", literarios (¿quién no recuerda el enigma mediante el cual Edipo derrota a la Esfinge?) y, en los últimos años, se han incorporado los de "pensamiento lateral".
Entre estos últimos, hay uno que me pareció particularmente interesante porque conlleva cierta perspectiva sociológica. Lo conocí a través de un escrito de Adrián Paenza, que salió publicado en Página/12 hace ya bastante tiempo. Es muy probable que lo conozcan, pero no quería dejar de compartirlo.

http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/index-2006-08-18.html